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Andrés Calamaro: Esto es entre la nada y la eternidad

Andrés Calamaro habla a una semana de un nuevo regreso, esta vez en Villa María. Y analiza el péndulo entre ser una estrella formal que sale de gira y otra que revoluciona todo con su computadora.

Por Germán Arrascaeta, en Twitter @gron – Diario La Voz

Andrés Calamaro siempre está volviendo de algo. De años de exitoso autoexilio español (Los Rodríguez). De otros de incontinencia y experimentación creativas en el medio de desenfreno narcótico, los del período que fue de los prolegómenos de El salmón (2000) a su vuelta a los escenarios en el Atahualpa Yupanqui de Cosquín, en 2005. Y como en este tiempo presente, en el que ha programado un extenso tour que comienza dentro de una semana en Villa María con el nombre de «Bohemio», Calamaro vuelve de un período sabático que, paradójicamente, lo mostró muy activo como generador de mash ups, mezclas arbitrarias de info musical preexistente, que luego dispondría a ritmo sostenido en soundcloud amparado en la cuenta A$K.

La red social Twitter, en la que el músico lleva adelante un descarnado talk show, fue la plataforma de despegue de su nueva y febril revolución productiva. Y un country camino a Villa Carlos Paz, donde compartía morada con su exnovia, la playmate Micaela Breque, su espacio de acción. Bueno, a propósito de su agitación ensoundcloud, y teniendo en cuenta otras tomas de posición como la publicación de un disco quíntuple, la grabación junto a un legendario como Nebbia o la interpretación libre de estándares tangueros, se vuelve evidente que Calamaro no comulga con el ciclo formal que le cabe a un músico popular: composición, edición, publicación, promoción, giras. Así, teniéndolo disponible vía web para una entrevista, la tentación elemental es preguntarle si la experimentación «mash upera» responde a una cuestión instintiva o si está buscando reinventarse movido por el inconformismo. Contesta Andrés Calamaro: «Empecé con el mixtape mash up en Córdoba, armando estudio muy portátil con un sampler y poco más. Había mucha demanda de cambios en el flujo musical; demasiada historia con las leyes y controles de derechos de autor. Quizás inventé un nuevo formato de disco, no comercial, de 1.500 canciones y gratuito. Siempre fui habilidoso con el sampler, antes usaba muy bien el Kaoss Pad, pero perdí la práctica. A$K es mi tiempo libre, pero dio algunos resultados notables, son más de 1.500 grabaciones, insisto, y la mayoría son interesantes».

-Mientras cortabas, pegabas, resignificabas, ¿cómo mantuviste entrenado tu repertorio habitual de cara a compromisos por venir? ¿Tomabas contacto con tu obra? Digo, revisar las líricas, los vericuetos de una canción puntual con cierta regularidad.
-Habíamos ensayado un poco antes de diciembre para encontrar la banda. Hace poco volvimos al ensayo con más equipo y más intenciones. No pensé en la gira ni en la grabación durante el verano y, a decir verdad, tampoco sé muy bien en qué estaba pensando. Me reencontré con el repertorio y con el piano en los ensayos de este mes. Ensayamos fuerte desde mediado febrero.

-¿Cuál es la trastienda de la formación de tu nueva banda de acompañamiento?
-Guido Nisenson recopiló músicos, y les di mi confianza. Ensayamos lo que pudimos el año pasado (la música es el arte de combinar los horarios), y sufrimos una baja muy importante porque (el guitarrista) Diego García quiso volverse a España. Ahora nos convertimos en una verdadera banda de compañeros, nos queremos y nos respetamos. Podría ser el mejor grupo que armé en mi vida. Todos tienen una gran conciencia musical y sienten la responsabilidad de tocar estas canciones con libertad y poderío. Tenemos buenísimos coros y todos son músicos notables de nuestro país.

Cero fundamentalismo-En Twitter, solés exigirle al público que deje de ver TV y que se inmiscuya al detalle en tu soundcloud. Pero relevarlo todo le resultará abrumador hasta el escucha más interesado en seguirte los pasos. ¿Realmente creés que existe ese consumidor al límite de sus posibilidades aprehensivas?
-A$K soundcloud.com/a-k-25 es mi Titanic. A veces creo que es una iglesia, tantos tracks ya no deberían llamarse repertorio. Si los formatos de streaming resultan durar en el tiempo, entonces va a ser un objeto de culto. Si desaparecen, también. No sé si existe alguien que escuche todo, pero no es imposible. La media de tiempo que el «vigilante medio» pierde en pelotudeces es altísima. ¿Para qué renunciar a la música?

Los mash ups de Calamaro parecen sugerir un escepticismo en cuanto al formato «canción». ¿Suponen un paso aún más radical que el ensayado en «El salmón»? ¿Compilará el músico esos trabajos? ¿Habrá y un afán «programático» atrás de todo? Estas inquietudes surgen porque, a veces, tu vida artística parece producto de un masterplan. «Yo no soy fundamentalista de la canción, ni de las letras tampoco _responde_. Prefiero escuchar música en inglés y no entender la letra, en la mayoría de los casos. Desde mediados de los ‘80 que estoy haciendo estas cosas, y circa 2000 grabe miles de horas. Ahora los sampler son más poderosos de calidad y capacidad. El disco no tiene relación con A$K y los ensayos tampoco. Hay un posible masterplan para llevar el mixtape a otro estadio, pero ahora mismo es imposible. Empezamos a tocar ya, y todavía tengo que cantar cosas del disco».

-Hace tiempo que el sampler es un instrumento clave en la música popular. Y su eso tiene un trasfondo Salieri, en algún punto: sampleamos lo que nos gustaría haber creado. ¿Es así en tu caso? ¿O sólo jugás con un maremoto de referencias?
-Es un «divertimento serio», porque los beats musicales son independientes de los tracks vocales, que están cantado, se entiende, sobre otra base distinta, otro tono, otro todo. Entonces lo que resulta es una canción que no existía, un beat, un mixtape shit.

-Daniel Melero editó el disco «Tecno» (2001) sin haber usado ninguna otra cosa más allá del mouse de su ordenador. ¿Te gustaría repetir ese gesto?
-Uso los recursos más elementales del Pro Tools, casi todo lo hago con un sampler Roland. Los uso desde principio de siglo. No sé manejar bien las máquinas.

-En cuanto a bicho de estudio de grabación y especial cultivador de colaboraciones e intercambios, ¿cómo es que ahora atás tu producción a la interacción solitaria con el ordenador?
-Esta producción existe porque es solitaria. Entre la nada y la eternidad, por decirlo con delicattesen. En el estudio, ya no remo una sesión de ocho horas, ni de 72, como anteriormente.

-La interacción que mantuviste con tu PC y la música disponible en la red, ¿diluyeron tus potencialidades como instrumentista? Mientras experimentabas con pistas y realizabas tus collages, ¿tocabas el piano habitualmente? ¿La viola?
-Casi nunca toco si no estoy de gira o grabando. Pero el año pasado grabé muchas guitarras y bajos, me puse al día con el piano ensayando una semana.

-¿Cuál es tu lugar en la confrontación sociopolítica de hoy?
-Yo tengo conflictos con algunas políticas del modelo, pero jamás podría sentir odio, ni irrespeto, por la investidura de un presidente democrático. Más bien lo contrario. Me sorprende la vuelta de un «gorilismo racial» que desconocía. Bastante masivo. Lógicamente, respeto a los críticos del gobierno también. Y no tengo malas relaciones con nadie. Pero el odio racial/social no me gusta para mi sociedad, mi pueblo.

-¿Cómo armaste el repertorio para esta gira? ¿Hiciste una síntesis de épocas, privilegiaste alguna?
-Lo elegimos entre todos; aquellas que no pueden faltar, otras que queríamos probar… Ensayamos y el repertorio se fue decantando a una lista de 40 canciones. Tampoco creo que cante 40 por noche, es un repertorio muy exigente. Germán (Weidemer, tecladista) dirige los ensayos y armó la lista.

-¿Qué podés adelantar del disco que se viene, Andrés? ¿En qué dirección irá?
-Un disco de rock sin pose rockera. No sé a qué suena, sinceramente.

«Tweety no es nada»
En cuerpo central de esta nota se planteó claramente: Twitter convirtió a Andrés Calamaro en un opinador y provocador nada complaciente de la «realidad». Es tan extremo Andrés en la red social del pajarito, que desde la cuenta @Barksdale666 no tiene dramas en incendiarse a sí mismo, polemizar con la que considera prensa bastarda, pugnar por una discusión musical seria, pelear por amor… En fin, lo que pinte en su particular orden del día. También está expresado en la nota central, Calamaro hace talk show su intimidad. Por eso mismo resultan sorprendentes de las respuestas de Calamaro por venir.

-¿Pensás que esa inmediatez ha reemplazado a la distancia de la canción? ¿Es «tweety», como solés llamar a la red, el nuevo rock?
Tweety no es nada, creo que lo más poderoso que tiene es el nombre, haberlo metido en el lenguaje universal. No creo que represente opinión influyente en absoluto. El gran papelón es la difusión de tweetys (sic) en periódicos y televisión. ¡Es la puta edad media!

-¿Pero vos te asumís una celebrity?
-Me asumo como un músico muy apreciado en toda América y en España. Lo demás es una molestia, que la mayoría de las veces podemos evitar.

Datos útiles
Andrés Calamaro actuará en el Anfiteatro Municipal de Villa María el sábado 4 de mayo, a las 22. El show será el segundo de su gira “Bohemio”, en la que, además, estrenará nueva banda de acompañamiento. En ella tocan los guitarristas Julián Kanevsky y Baltasar Comotto, el bajista Mariano Domínguez, el baterista Sergio Verdinelli y el tecladista Germán Weidemer. Entradas a $ 385, $ 360, $ 275, $ 220 y $ 165. Chequear www.edenentradas.com.ar

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